miércoles, 11 de marzo de 2015

Biografía de Simón Bolívar

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco, ( Simón Bolívar ). 

     Caracas, Capitanía General de Venezuela, 24 de Julio de 1783, Santa Marta Gran Colombia, 17 de diciembre de 1830, fue un militar y político venezolano de la época pre-republicana de la Capitanía General de Venezuela; fundador de la Gran Colombia y una de las figuras más destacadas de la emancipación americana frente al Imperio español. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales Bolivia,Colombia, EcuadorPanamá,  Perú y Venezuela

En 1813 le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela que, tras serle ratificado en Caracas ese mismo año, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era «el hombre de las dificultades» en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825.


Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el Hombre de América y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un legado político en diversos países latinoamericanos, algunos de los cuales lo han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas, etc. Así mismo, sus ideas y posturas política-sociales dieron origen a una corriente o postura llamada bolivariano 




Fuentes: Wikipedia.com 


Amistades de Simón Bolívar

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Amigos

Antonio Jose de Sucre

Estudió matemáticas y fortificaciones en la escuela de Ingenieros de Caracas en 1808. Al caer la primera república emigró a Trinidad, de donde regresa en 1813, bajo las órdenes de Mariño. Es nombrado Coronel en 1817, por el mismo Simón Bolívar. En 1821, es nombrado Jefe del ejército del Sur de Colombia, en donde logra la independencia de las provincias de Ecuador en las batallas de Río Bamba y Pichincha. Participa en la batalla de Junín y gana la batalla de Ayacucho en 1824, al mando del ejército unido, con lo cual logra el título de Gran Mariscal de Ayacucho. En 1825, ocupa el territorio del Alto Perú, que se independiza del gobierno de Buenos Aires, adaptando el nombre de Bolivia. El congreso del recién fundado país, encarga a Bolívar la elaboración de su constitución. Sucre fue el primer presidente de Bolivia, cargo que ocupó por dos años.


Como lo expresa muy bien el historiador Tomás Polanco Alcántara, "el símbolo de la continuidad de Bolívar era Antonio José de Sucre. Paulatinamente, por su talento personal, por sus dotes intelectuales y por su espíritu altivo, digno y limpio, Sucre se fue convirtiendo en el complemento indispensable de Simón Bolívar. [...] Respetado por los argentinos, los chilenos y los peruanos, admirado por los bolivianos y quiteños, sin enemigos en Venezuela y en la Nueva Granada y con todos sus antecedentes, Sucre estaba destinado a ser el natural sucesor de Bolívar".

Probablemente por esto en la reforma constitucional de 1830 en la Gran Colombia, sus enemigos logran poner la norma que para ser presidente o vicepresidente se debían tener 40 años (Sucre tenía 35). Y también es muy probable que esto haya sido la causa de su asesinato. Con Sucre vivo, continuaría la visión política de Bolívar y la unidad de la Gran Colombia. Es asesinado de un disparo en Berruecos. Bolívar dijo: "Lo han matado porque era mi sucesor".

Rafael Urdaneta
Estudió en Maracaibo Latín y filosofía. A los 12 años es enviado a Bogotá con un tío, quien le da trabajo. En 1810, cuando Bogotá declara la independencia, se alista en el ejercito como teniente, donde va ascendiendo hasta llegar a Teniente Coronel, en 1812. Posteriormente se une a Bolívar y tiene un significativo rol en laCampaña Admirable.
Fue probablemente el que más recorrió todo el territorio nacional luchando por la república. Después de numerosas acciones militares, entre las cuales destacan la retirada hacia la frontera en 1814, la toma de su ciudad natal, Maracaibo, en 1821 y la marcha hacia San Carlos, previa a la batalla de Carabobo, en la cual no pudo participar por órdenes de Bolívar, dado el grado de agotamiento de sus tropas. Sin embargo, por los servicios prestados, Bolívar pidió su ascenso a General en Jefe.
Posteriormente quiso acompañar a Simón Bolívar en la Campaña del Sur, por esto no fue aceptado, ya que estimaron que su presencia era más importante en Colombia. En el 24 fue nombrado Intendente del Zulia.
Fue uno de los más leales a Bolívar. En 1828, desde la secretaría de Guerra, le tocó juzgar a los asesinos de septiembre, que atentaron contra Bolívar.
Convencido de la culpabilidad de Santander, lo condenó por no haber impedido la "conspiración contra el jefe supremo de la nación".
En 1839, trató de salvar la obra bolivariana y la unidad de la Gran Colombia y se encargó de la presidencia, siendo el último presidente de la Gran Colombia.
Posteriormente fue nombrado por el presidente Soublette como enviado extraordinario de Venezuela ante el gobierno Español para lograr el reconocimiento diplomático de este país. Sin embargo, en su camino hacia Madrid, muere en París. Su misión fue concluida por Fermín Toro.
Manuela Saez
Nació en Quito el 27 de diciembre de 1793, se educó en el Monasterio de la concepción , aprendió tres idiomas. A los 19 años se casó con el naviero ingles James Thome en Panamá, el mismo que fue asesinado en 1847.El 16 de junio de 1822, conoció al gran libertador Simón Bolívar cuando hacia su entrada triunfal en Quito . Al llegar Bolívar a la Plaza Mayor, Manuela le arroja una corona de ramas de laurel , este acto le causo bastante sorpresa al Libertador que desde ese instante se quedo maravillado.Luego de algunos encuentros amorosos en la Hacienda Cataguango , que luego se convirtió en la leal consejera , desinteresada partidaria, sumisa, servidora, genio tetular y la más enamorada de las mujeres.Manuelita Saéz se convirtio en héroe en tres ocasiones por haber salvado la vida al libertador por parte de sus enemigos, por lo que le pusieron el sobre nombre "LA LIBERTADORA DEL LIBERTADOR".Se separaron para siempre en mayo de 1830 cuando Bolívar renunció a la Presidencia , pero esta no cesó en sus múltiples manifestaciones a favor de su amante Bolívar.En enero de 1834, fue deportada de Colombia por Santander, paso en algunos calabozos, luego de salir libre se radico en Paita donde acabo su existencia por una peste de difteria un día 23 de noviembre de 1856, a la edad de 59 años.




Amores de Simón Bolívar

LOS AMORES DE SIMÓN BOLÍVAR

     Simón Bolívar, El Libertador, el genio de América, el creador de Repúblicas, a pesar de todas las idealizaciones que de él se han hecho, ya que era un excelente estadista, militar, jurista, gobernante, guerrero y muchas otras cosas que la gente ignora, porque decirse bolivariano no es solo decirlo y ya, sino conocer la vida magnífica de nuestro héroe, era como todos nosotros un ser humano, con sus debilidades y pasiones; por eso, hablar de toda su magnificencia y no hablar de sus pasiones desbordadas es un grave error que cometen muchos historiadores. Yo, a través de este resumen quiero nombrar muchos de los amores de Bolívar, tan desconocidos y poco nombrados. Cuando se habla del héroe solo se piensa en Manuela Sáenz y a pesar de que esta gran mujer lo amo como ninguna, y de ella hablaremos extendidamente en otro segmento, porque como mujer heroica merece toda mi admiración, Bolívar amó a muchas mujeres o muchas pasaron por su vida, unas con más fuerza que otras, pero en fin, se aprecia la pasión de Bolívar en cuanto a las damas se refiere. Este resumen lo voy a hacer de un libro magnifico que recomiendo leer y se llama “Los AMORES de SIMÓN BOLÍVAR y sus Hijos Secretos” del autor: RAMÓN URDANETA, con una presentación muy especial de Ana Lucina Maldonado. Estos son los amores conocidos de Simón Bolívar


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MARÍA IGNACIA RODRÍGUEZ DE VELASCO Y OSORIO





Simón Bolívar huérfano, llega a los 16 años arriba al puerto de Veracruz el 2 de febrero de 1799. Es en esta ciudad donde a fuerza de protocolo, con rapidez, por intermedio del soltero Oidor de la Real Audiencia, Don Guillermo de Aguirre y Viana, pariente del obispo de Caracas, entra en relación con doña María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio, a quien llamaban “la güera Rodríguez”, significando así el rubio color de la piel y el cabello de esta bella mujer. 

Muy joven la “güera”, resplandeciente, de un armonioso cuerpo, de hoyuelos graciosos en las mejillas, cara un tanto redonda, atractivos pechos y caminar que “alzaba incitaciones”; ojos azules como el cielo, rasgados, cabellos largos y sedosos aunque algo rizados, boca pequeña, nariz perfilada y el talle elegante, con facilidad gracia y popularidad se movía a sus anchas en la sociedad mexicana de la época, por sus dotes personales que llegaban a compensarle los “pecadillos reiterados, y además por ser hija de Don Antonio Rodríguez de Velasco y Osorio y de Doña María Ignacia Osorio y Bello, gente de valimiento en aquella corte asentada sobre las aguas lustrales y el poder reprimido de Tenochtitlán.
La encontró Bolívar en la casa de su hermana María Josefa, la Marquesa de Uluapa, en cuya señorial y apropiada mansión del bosque de Chapultepec se hospedara el joven caraqueño. Entonces el flirteo emocional a escondidas del marido celoso y gruñón ya herido el corazón del otro, fue de tal importancia como para constituir el primer amor efímero del Libertador –y cuidado si el primer descalabro de la “güera”.

MARÍA TERESA DEL TORO Y ALAIZA


El salto grande y su mujer sin duda alguna ahora se llamaría María Teresa del Toro y Alaiza, emparentada por sangres muy cercanas a la burguesía provinciana criolla de Caracas y el centro del país, a través del Marqués del Toro y los Rodríguez del Toro. 
María Teresa, joven aunque dos años mayor que Bolívar, ya que él tenía 17 años, y sin ser bella, la anhelada compañera del futuro Libertador le ataría por su carácter y educación. Mujer frágil, tímida, de ojos claros, profundos y tristes, pálida de tez, amable, inspiradora de honda ternura, casta, tejedora de sueños, avasallante y femenina. La visita luego Bolívar en el norteño puerto de Bilbao, tierra de ancestros, donde con su familia reside temporalmente en el otoño de 1801. 
Luego de obtener el permiso o dispensa real que como militar le permita contraer nupcias, el miércoles 26 de mayo del año 1802, sin más espera se cansan en la parroquia de San Sebastián.

Una vez realizado tan importante paso vital, cumpliendo vínculos hereditarios de inmediato la pareja prepara viaje rumbo al puerto americano de La Guaira, desembarcadero natural de Caracas.

Poco duró el idilio de los enamorados ya que la joven María Teresa fue presa de la fiebre amarilla, y luego de muchas dolencias, delirios y aferramientos, muere el sábado 22 de enero de 1803.
Tanto amó Simón Bolívar a esta mujer, que todavía escribe 25 años después: “Quise mucho a mi mujer y su muerte me hizo jurar no volver a casarme. He cumplido mi palabra”.


FANNY DERVIEUX DU VILLARD: 


Simón bolívar regresó a España luego de la muerte de su esposa y de ahí viajó a París en la primavera de 1804. Allí en el “Hotel de los Extranjeros” permanecerá rodeado de amigos, derrochando infinitas ilusiones y aprendiendo cada día más de la vida.
Al cabo de poco tiempo aparece ante él, ella, de cuerpo entero, entre bautismos y enlaces connubiales llamada “Fanny” Louise Denisse Dervieux du Villard, casada con el cincuentón coronel realista y conde a la vez, Bartolomé Dervieux, mujer de mundo, hija del barón de Trobiand de Kenreden, su pariente lejano por la sangre Aristiguieta.
Fanny, blanquísima mujer de cabellos tirando a rubio oscuro, como lo señalan sus biógrafos, frívola por demás, coqueta, de refinamiento y gracia elegante pese a ser un tanto gruesa, la boca fina, los ojos azules aunque el color a veces era variable, sonrosada la piel, de senos rellenos y brazos torneados, el andar lento y sinuoso, por otra parte hábil y encantadora.
Para el momento del encuentro Fanny frisaba las 28 primaveras, y a pesar de los múltiples compromisos sociales empezó a intimar con aquel solitario viudo de 20 años.
Maestra ideal, fue la mujer que verdaderamente lo despertó en las lides ardientes del amor, en los largos seis meses que acariciaron estos encuentros continuos, aunque por los viajes de conocimiento que debía realizar el futuro Libertador, llegó finalmente el6+ de mayo de 1805, día en que el caraqueño se despidió con ternura de la francesa, obsequiándole en esa oportunidad una sortija, marcada en esta fecha con el grabado imperecedero del recuerdo.


TERESA LESNAIS:


Antes de partir de aquel París sensual e inmiscuido en los diversos escenarios de la sociedad sibarita. Bolívar habría de acariciar otros sentimientos y de apurar el cáliz juvenil en otros corazones. Así, preparado para una larga caminata europea de instrucción, que lo llevara por el centro del viejo continente, acompañado esta vez del Robinson filósofo, es decir, de su maestro Simón Rodríguez y del cuñado Fernando toro, mientras se recibe el francmasón del culto escocés conoció de verás e intimó en esa Lutecia eternal –c), dulce, bella, reservada y enigmática mujer, a quien llegó a amar sin alardes hasta allá, por los días imborrables de 1806. (De esta relación según este autor le nació una hija).

ANA LENOIT:



En su carrera hacia la gloria Bolívar sigue al Estado Soberano de Cartagena, y en conjunción como coronel efectivo de los ejércitos neogranadinos con doscientos hombres y la bandera cuadrilonga desde Barranca invade la cuenca caliente del bajo Magdalena para perseguir sin pausa a los soldados realistas. A finales de 1.812 y cargando con veintinueve años en los meandros y visiones de sus aguas revueltas, de frente al majestuoso rio, Cupido hace las suyas y así conoce a la francesa Anne Lenoit, entonces de diecisiete años bien formados, tímida, joven de pareceres y rubia bella de Paris, “la mayor atracción del pueblo”; establecida familiarmente en aquel lugar junto con su padre, un emigrado europeo que se desempeñaba como comerciante en la tórrida zona de Mompox.

Así que enhebrado en las horas del tiempo en aquella naturaleza salvaje se cultivo entonces un apasionado aunque corto romance de intimidad, debido lo ultimo a la vasta campaña militar que se iniciaba por aquellas fechas, y al decir del biógrafo Indalecio Lievano Aguirre, en esos cinco días permanecido en Salamina ( antes, Punta Gorda), Bolívar gustoso de las deliciosas aventuras galas se entrevista en varias oportunidades con esta beldad llena de encantos y alegría juvenil, tratada ella como “ La madamita”, eso sí, lejos de la prisión o angustia de los seres humanos; pero acosado por la guerra itinerante, el héroe marcial o Don Juan festinado embarca en las naos del destino rumbo a Heredia, cuando entonces las lagrimas de Anita fluyen por los ojos y mojan sus mejillas. Luego, en la campaña el Libertador continua hasta Tenerife, donde otra vez se encuentra Anita, y sus brazos se aferran a ella, que le ha seguido con tesón. 

JOSEFINA MACHADO:



El 4 de agosto de 1.813 conoció de veras el Libertador a Josefina Machado, “la señorita Pepa”, como la llamaban en la intimidad, al entrar aquel triunfante a Caracas, luego de Campaña Admirable. Bolívar regresaba entonces a la ciudad natal con todas las loas imaginables y en las ofrendas que se le tributaron encontró, de improviso, con que una de las doce bellas caraqueñas vestidas de blanco que frente al cabildo citadino le colmaron de laureles a la manera clásica de la antigüedad romana y que además lo arrastraron en el carro triunfal, como hombre y conquistador le interesaba aquella ninfa o vestal. Josefina, la escogida por el corazón, en aquel momento frisaba en los veinte años y quienes la conocieron cuentan que además era morena, de cabellos negros, estatura regular y transmitía un ardor delicioso apenas con su presencia destacada, de ojos grandes y vivos, la boca carnosa y de una alegría natural que en momentos de solaz llegaba a contagiar a cualquier mortal. Tampoco provenía de la pequeña sociedad mantuana colonial, detalle este que movido en cierto medio agresivo o petulante y de acuerdo con los acontecimientos vividos, le conformaba en la mezcla un carácter inestable y soberbio aunque reservado y frio, según la posición con que ella en ocasiones considerada comportarse. Hija de criollos terratenientes de los valles cacaoteros de rio Tuy y prima del general Carlos Soublette Jerez, la vanidad consecuente que la entornaba por momentos le permitió acercarse a Bolívar sin alguna dificultad y penetrar en el, para así resarcir los vejámenes y recelos que le hizo la sociedad de entonces ente tantos días turbulentos, lo que fuerza de la verdad debió haber influido en el ego de aquella familia Machado.


ISABEL SOUBLETTE:


Isabel Soublette, oriunda de la sociedad mantuana emergente de la época, la del reencuentro romántico en esa costa con el Libertador Simón Bolívar, también fue su amante; una mujer descrita como esbelta, rubia y blanca, de ojos azules y bellos.
Era una distinguida hermana del General Carlos Soublette, quien fuera más tarde Presidente de Venezuela, y prima a su vez de su rival Josefina Machado, con la que en un equilibrio amoroso entre la rubia y la morena debió compartir a ratos y no sin ciertos celos, este amor imposible. 

JULIA COBIER:


La perla antillana de Bolívar fue Julia Cobier o Gober; criolla dominicana, morena pálida, de buena presencia, tierna, excitante y rica. Pernoctaba con Bolívar ella en Kingston cuando sus enemigos fueron a otra casa y asesinaron al pobre Félix Amestoy, quien lo esperaba para platicar, y por breve reposo ocupó su hamaca.

BERNARDINA IBAÑEZ:


Bernardina Ibáñez es la perla del Libertador que procede de Ocaña. Estuvo entre las quinceañeras que lo coronaron en Bogotá después de la batalla de Boyacá. Esa "Melindrosa" para Bolívar, pretende ser un ángel. Estaba prometida en matrimonio con el pavo del ejército, el coronel Ambrosio Plaza.

PAULINA GARCÍA:


Paulina García, una esbelta trigueña de negra y larga cabellera, esbelta y trigueña, llena de atributos físicos y espirituales, conmovedora, de 20 años, palmireña genial sacó a Simón Bolívar de casa de Becerra y con argucia suma y en actitud suprema se lo llevó a la suya por dar “seguridad”.

MANUELA SÁENZ:


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El 1 de diciembre de 1827 salió para Bogotá, ante la solicitud de Bolívar de reanimar «una vida que está expirando». En esta ciudad debió enfrentar un grupo grande de detractores, entre los que se encontraban Francisco de Paula Santander y José María Córdova, enemigos declarados de la Sáenz. «Tendría 29 a 30 años cuando la conocí en toda su belleza. Algo gruesa, ojos negros, mirada indecisa, tez sonrosada sobre fondo blanco, cabellos negros, artísticamente peinados y los más bellos dedos del mundo [...] era alegre, conversaba poco; Fumaba con gracia. Poseía un secreto encanto para hacerse amar», así la describió Jean-Baptiste Boussingault, un profesor de ciencias francés que Santander trajo a Colombia en 1824, y con quien Manuela compartió muchos momentos políticos y sociales. Durante los primeros meses de vida en Bogotá, Manuela vivió en la Quinta de Bolívar, una casa situada «a la sombra de los cerros de Monserrate», construida por José Antonio Portocarrero a principios de siglo y que, por motivos de las guerras de independencia, pasó a manos de Bolívar en 1820.
El 24 de julio de 1828, no obstante encontrarse Bolívar en el Palacio de San Carlos, ejerciendo sus poderes dictatoriales sobre la república (luego de la disolución de la Convención de Ocaña, el 11 de junio, y, consecuentemente, del Congreso), Manuela celebró el cumpleaños de Bolívar en la Quinta. En el transcurso de la fiesta, ella realizó un fusilamiento simbólico de Santander, «ejecutado por traición», según rezaba el letrero colgado del muñeco. Parece que la descarga se escuchó perfectamente en todo Bogotá. Con este acto, la política de reestructuración de la República que adelantaba Bolívar, estuvo a punto de derrumbarse. En la primera semana de agosto de ese mismo año, y a pesar de la orden de Bolívar de que permaneciera alejada del público, Manuela Sáenz puso treinta y dos pesos de plata en manos de don Pedro Lasso de la Vega por la casa marcada con el número 6-18 de la calle 10, para así estar más cerca al Palacio de San Carlos, es decir, de Bolívar. 
Esta cercanía y la conjugación de sus talentos físicos con sus habilidades políticas le permitieron a Manuela saber de la conspiración para matar al general, conspiración que tomó fuerza por el descontento en casi todos los estratos. Los soldados se quejaban por el atraso en los pagos, las mujeres, de la carestía, la aristocracia, de la pérdida de privilegios, los comerciantes, por el detrimento en sus negocios, y los intelectuales, por la falta de libertad. En la conspiración, se rumoraba, estaba implicado Santander. El primer intento fue en el mes de agosto, en la fiesta de máscaras en el teatro El Coliseo (Colón), del que se salvó gracias a la acción involuntaria de Manuela. El segundo intento fue el 25 de "setiembre", en el Palacio de San Carlos. Esta vez fue la acción premeditada de Manuela la que hizo que saliera ileso, y por ello fue llamada por Bolívar «la libertadora del Libertador». El 20 de enero de 1830, Bolívar presentó renuncia a la presidencia. El 8 de mayo emprendió el viaje hacia la muerte, ocurrida el 17 de diciembre en 
Santa Marta. Desde su partida, los ataques contra Manuela tomaron forma y nombre: Vicente Azuero se encargó de incitar a la gente a manifestar su descontento con La Sáenz, mediante carteles, "papeluchas" y actos como la quema de dos muñecos en la fiesta del Corpus Christi, en los que personificaron a Manuela y a Bolívar bajo los nombres de Tiranía y Despotismo. La reacción de Manuela fue obvia: destruyó las figuras y todo el andamiaje que las sostenía. El resentimiento santafereño cedió a las acciones de Azuero; sin embargo, Manuela recibió el apoyo del sector que menos esperaba, las mujeres: «Nosotras, las mujeres de Bogotá, protestamos de esos provocativos libelos contra esta señora que aparecen en los muros de todas las calles [...] La señora Sáenz, a la que nos referimos, no es sin duda una delincuente». El gobierno estuvo a punto de considerar éste y otros llamados de "las mujeres liberales", como ellas mismas se llamaron, pero un folleto, "La Torre de Babel", escrito por Manuela Sáenz, en el que no sólo ponía de manifiesto la ineficacia e ineptitud de los rectores del gobierno, sino que revelaba secretos de gobierno; hizo que se le acusara de actos «provocativos y sediciosos», y se procediera a encarcelarla, por lo menos virtualmente.

En los últimos días de 1830, Manuela emprendió el viaje hacia Santa Marta para cuidar la salud de Bolívar, pero sólo llegó hasta Honda. Allí recibió una carta de Louis Perú de Lacroix, un joven veterano de los ejércitos de Napoleón, edecán del general hasta hacía poco, que decía: «Permítame usted, mi respetada señora, llorar con usted la pérdida inmensa que ya habremos hecho, y que habrá sufrido toda la república, y prepárese usted a recibir la última fatal noticia» (18 de diciembre de 1830). Desde este momento, Manuela perdió su objetivo en la vida. Con la muerte de Bolívar, el desprecio por ella se desbordó, por lo que decidió partir hacia Guanacas del Arroyo; sin embargo, la persecución no cedió. El 1 de enero de 1834 Santander firmó el decreto que la desterró definitivamente de Colombia. Fue a Jamaica, y de allí a Guayaquil, a donde llegó en octubre de 1835. También tuvo que partir de Guayaquil, pues el gobierno de Ecuador no la quería allí. Viajó, entonces, a Paita, un puerto en el desierto peruano sin agua y sin árboles, y formado por una sola calle y un muelle al que sólo llegaban balleneros de Estados Unidos. Allí, en un desvencijado edificio, se leía: «Tobbaco. English spoken. Manuela Sáenz». La pobreza la acompañó durante los últimos años, y finalmente también la invalidez. 

El 11 de agosto de 1847 se enteró de la muerte de su marido, James Thorne, asesinado el 19 de junio de ese año. En su testamento, Thorne devolvía a Manuela los ocho mil pesos de la dote de los intereses; sin embargo, ese dinero nunca Llegó a sus manos. Así, inválida, acompañada por Simón Rodríguez (el Maestro del Libertador), quien también terminó su vida en Paita (1854), y las cartas del General O'Leary, acabó la vida de Manuela Sáenz, víctima de una extraña epidemia que llegó al puerto en algún ballenero, el 23 de noviembre de 1856.